No tengo que jugar al amigo secreto ¡Al fin!


Eso de ser empresario en un país como Venezuela es una labor de corajudos. Mira que trabajar todo el tiempo, pagar impuestos para que se roben esa plata, dar empleo, sacrificar tiempo de calidad con la familia y amigos.. todo para ser odiado por aquellos que dicen que somos unos chupasangre y que vendemos a sobreprecio. Pero después de todo, hay una lado amable: no tengo que jugar al amigo secreto.

Sí, puede sonar raro. Pero mientras trabajaba para los demás, nunca me quejé de trabajar de más, del multitasking o del sueldo. Sólo lo hacía cuando llegaba diciembre y debía regalarle algo a alguien que, probablemente, ni siquiera conocía.

Y sí, no voy a tener que quejarme porque me gasté medio sueldo en un presente que crearía envidia entre todos. Y no, no voy a recibir algo que parece que lo recogieron de la basura cinco minutos antes.

Y sí, no voy a tener que poner la cara de "no importa que esta franela sea cinco tallas más grandes que yo, está bellísima" No, no gastaré mi tiempo practicando gestos falsos hasta que se vean naturales.

Y sí, lo lamento mucho si a ti te toca vivir esa triste realidad. No, espera. No, no me importa. Lo lamento, pero no me afecta. Lo único que te puedo aconsejar es que compres algo barato, para que no te quejes tanto después.

También puedes independizarte, si quieres.
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Publicado el 19 de diciembre de 2o13

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